Ikigai: claves de la filosofía japonesa para una vida con propósito

El ikigai es el secreto japonés para una vida larga y plena. Exploramos esta práctica que se ha vuelto viral y su impacto en el bienestar.

En Okinawa, Japón, donde el tiempo fluye con calma y la vida se disfruta sin prisas, sus habitantes conservan un secreto ancestral: el ikigai. No es una técnica de meditación ni una fórmula mágica, sino una filosofía de vida que otorga sentido a cada amanecer. Es la razón para levantarse cada día con energía y el propósito que hace que cada jornada valga la pena.

El poder de tener un propósito

Los japoneses han creído durante siglos que encontrar un motivo para seguir adelante es la clave para una vida larga y plena. El ikigai actúa como un hilo invisible que conecta la pasión, la vocación, la profesión y la misión personal en el mundo.

El término ikigai proviene de dos palabras japonesas: iki (vida) y gai (valor o merecimiento). Según el psicólogo japonés Akihiro Hasegawa, de la Universidad de Toyo Eiwa, este concepto tiene raíces en el periodo Heian (794-1185) y representa la búsqueda de un propósito propio que trasciende las expectativas sociales o materiales. Es una motivación profunda que impulsa a las personas a mantenerse activas, satisfechas y plenas.

El secreto de la longevidad en Okinawa

De acuerdo con el escritor español Francesc Miralles, coautor del libro Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz, esta filosofía es clave para entender por qué en Okinawa viven tantas personas centenarias con gran vitalidad.

Miralles señala que el secreto no radica únicamente en la dieta saludable o la actividad física constante, sino en el hecho de que estas personas encuentran un propósito claro cada día. Como él mismo escribe: “No se trata de añadir años a tu vida, sino vida a tus años”.

El neurocientífico japonés Ken Mogi, en su ensayo The Little Book of Ikigai, explica que el ikigai es un proceso interno que se fortalece con hábitos cotidianos y una actitud positiva ante los desafíos. Según Mogi, esta filosofía se basa en cinco pilares esenciales: empezar con pequeños pasos, liberarse del ego, armonizar con la naturaleza, disfrutar las pequeñas alegrías y vivir el momento presente.

Cuando el ikigai se hace viral

En redes sociales abundan las historias de abuelos japoneses que desafían los estereotipos de la vejez. No solo se mantienen activos, sino que son ejemplo de alegría y vitalidad, incluso en la tercera edad.

Uno de los casos más inspiradores es el de Masako Wakamiya, quien aprendió a programar después de los 80 años y creó una aplicación móvil para personas mayores. Para ella, la tecnología se convirtió en su ikigai: una razón para aprender algo nuevo cada día y compartir su conocimiento. “Nunca es tarde para reinventarse”, afirma Masako, cuya historia ha motivado a miles de adultos mayores en todo el mundo.

Otro ejemplo es Yuichiro Miura, quien escaló el Monte Everest a los 80 años, demostrando que la edad es solo un número cuando se tiene un propósito claro. “Si tienes un sueño y un objetivo, la edad no importa”, sostiene.

En Okinawa, la longevidad se mide más por la calidad de los años vividos que por su cantidad. Los ancianos de esta región también practican el moai: grupos de amigos que se apoyan mutuamente y encuentran alegría en la conexión social. Como dice Héctor García, coautor de Ikigai, “vivir con sentido y rodeado de comunidad es el mayor elixir de la longevidad”.

Las preguntas clave del ikigai

El ikigai se descubre al responder cuatro preguntas fundamentales:

  • ¿Qué amas hacer?
  • ¿En qué eres bueno?
  • ¿Qué necesita el mundo de ti?
  • ¿Por qué puedes ser remunerado?

Hisao Nakayama, experto en longevidad de 92 años, sostiene que la clave para una vida plena es mantener siempre la curiosidad y la pasión por aprender. “La felicidad llega cuando dejas de contar los años y comienzas a contar los momentos”, afirma.

El filósofo Gordon Mathews también señala que el ikigai no siempre se encuentra en grandes logros, sino en pequeños placeres cotidianos: “Para algunos, puede ser disfrutar de una taza de té en silencio; para otros, enseñar a sus nietos una vieja canción”.

El regalo de vivir con propósito

Si algo nos enseñan estos abuelitos japoneses es que nunca es tarde para encontrar nuestro ikigai. Puede estar en cocinar para la familia, escribir un libro, practicar un deporte extremo o simplemente compartir historias con amigos. Lo importante es que nos haga sentir vivos y le dé significado a nuestros días, regalándonos una razón para despertar con ilusión cada mañana.

El ikigai no es un destino, sino un camino, y cada quien tiene el suyo. Como dice un proverbio japonés: “Solo está verdaderamente muerto quien ha dejado de aprender”. Encontrar nuestro ikigai es, en esencia, un acto de amor propio que nos conecta con lo mejor de nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.

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